Crónicas mundanas de la desescalada (D68)

Un nuevo sentimiento empieza a apoderarse de mí en forma de un implícito desasosiego consecuencia del paso de los días. Es la emergencia de un querer y no querer, es la aceptación de la desaceleración para volver al no sé qué, es la incertidumbre de si me gustaría volver a la situación anterior o no y, al mismo tiempo, todo lo contrario.

A punto de cumplirse 10 semanas en las que, a marchas forzadas, hemos adaptado nuestro «modus operandi» a nuestro «modus vivendi», y tras pasar por las diversas etapas que, en general, todos hemos sufrido, estamos a punto de entrar en la aceptación de que esto, de una forma u otra se acaba y toca volver a asumir el quehacer anterior.

Pues, de lo que estoy seguro es de que no quiero volver a una modelo tan similar al anterior, sobre todo ahora que he degustado de las mieles de la tranquilidad del desempeño, mucho mejor que trabajo, casero.

Si desempeño es «el ejercicio de las obligaciones inherentes a una profesión, cargo u oficio», yo diría que lo he cumplido sustancialmente bien. Pero claro, esta es una percepción personal y tendrán que ser mis empleadores quienes, a posteriori, lo determinen en función de los resultados.

th.jpgSin embargo, lo que se dice trabajar (del latín vulgar «tripaliâre» que es torturar) como efecto de estar ocupado en una actividad física o intelectual, ha sido más difícil de determinar si he cumplido con los estándares anteriores, especialmente si lo que determina esa ocupación es una relación directa con el tiempo utilizado.

No sé, en definitiva, si he trabajado más o menos, ya que ha habido días en los que he estado muy, pero que muy ocupado (especialmente en el momento álgido de las reuniones virtuales y su urgencia como única alternativa) y otros en que el nivel de ocupación ha sido menor.

Pero sí que creo que he desempeñado mi oficio de una forma mucho más efectiva y diría que satisfactoria. No he estado condicionado por un espacio, ni por un tiempo, más allá de los compromisos para coincidir con una, dos o cientos de personas. He visto que hay momentos del día en el que, si no te apetece trabajar, no pasa nada, porque habrá otro momento en el que tu desempeño te permitirá, como dice la RAE en otra de sus acepciones para esta palabra: «recuperar lo depositado en garantía de un préstamo (tiempo), saldando la deuda acordada (obligación)». Claro, a cambio de dinero.

Cierto que no todo el mundo tendrá la posibilidad de hacer esta reflexión, porque su trabajo implica un desempeño diferente, que es físico y está condicionado a un entorno diferente al obligado, o sencillamente porque no quiere y prefiere lo anterior, pero me parece que ha llegado el momento de que sea mucho más importante la calidad, el comportamiento y cómo incide en los resultados, que en la acepción latina del término «tripaliâre«.

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