Los ODS y el futuro de la acuicultura

Resulta francamente interesante escuchar a las empresas, a los organismos, a los centros de investigación, a los centros dinamizadores y a la administración cuál es su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto ha sido posible en la Jornada que Acuiplus y la ETS Ingeniaría Agronómica de la UPM han organizado, y que han presentado como una taller abierto para dar a conocer y potenciar la contribución de la acuicultura al cumplimiento de la Agenda 20230 a la largo de la cadena de valor bajo un enfoque de valor compartido. La Jornada contó con la participación de la FAO, Foro Impacto, Observatorio de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático de la Rábida, como entidades de referencia en materia de sostenibilidad, desarrollo y responsabilidad social, a la que se unieron socios del Clúster.

Creo que a todos los asistentes nos ha sorprendido y emocionado ver un enfoque tan novedoso. No se ha hablado, sólo, de lo que son los ODS sino de cómo cada agente los entiende e incorpora en su quehacer diario.

Es evidente que no todo el
mundo los entiende de la misma manera, es cierto que hay 17 retos y que cada
cual, probablemente los entiende de una forma diferente y que se esfuerza más o menos en alguno de ellos. 

Antes de entrar en cómo se entienden haré una reflexión, que es la que he compartido en la Jornada. 

En general, creo que en la mayoría de los que compartieron experiencias, los ODS ya formaban parte, de alguna manera de la misión, o de las diversas misiones que sus organizaciones
tienen, tal vez el principal cambio, reciente, es en la forma en que afrontan la visión de su aplicación. Las cosas no se ven igual ahora que hace cinco años, tal vez ni tan sólo se vean igual que hace apenas un año. Los eventos recientes son demasiado importantes como para pensar que todo está igual.

A la crisis ambiental planetaria se le añade el efecto del cambio climático, que sin excepción se incorpora en esta nueva visión de cómo afrontar el presente, y su efecto en cómo deben gestionarse los recursos ante una situación de tan extraordinaria complejidad.

Es posible que el modelo el
crecimiento y desarrollo continuado, aunque esencial para casi todos los presentes, deba ser revisitado, tal vez haya que re-evolucionar la forma en la que
se están haciendo las cosas. Todo el mundo asume que aquellos, que no lo hicieron así en el pasado, o están condenados o están acabados. En lo que sí que hay consenso es en que, y aun asumiendo que los ODS no sean, tal vez, la
solución perfecta, es a día de hoy la guía que marca el camino y, su
seguimiento y cumplimento, es la mejor de las opciones actuales.

En la forma en la que los ponentes, de diversa procedencia, expresaron su manera de entender los ODS y el impacto que causan, sí que hube cierta coincidencia generalizada, y esta es que «no hay sostenibilidad sin rentabilidad», porque la sostenibilidad es negocio.

Una rentabilidad que no es exclusivamente económica, cierto, pero que debe estar integrada en la estrategia, aquel que no lo haya hecho ya llega tarde. Es mucho más rentable adaptarse ahora que esperar cinco años. Es probable que no haya vida empresarial sin adaptar estos cambios. 

Como corolario: las empresas que no incorporen la sostenibilidad desaparecerán.

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