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Ilustración: La astilla que vino del palo… Marta Aguilera |
“Confirmado, mañana nos instalan el modem”
Meses esperando oír esta sencilla frase que
sonaba a música celestial. Acabábamos de pasar el síndrome del Y2K y la
confianza en la red y sus virtudes aumentaba de forma exponencial. Ya no había
efecto que procediera del error del milenio. Todo estaba superado y a partir de
ese momento podríamos tener una ventana al mundo naciente de las comunicaciones
instantáneas y acceso al inmenso poder de la información. Un poder sin límites
a escasas doce horas y un clic.
Apenas si pude dormir de la emoción. A
las cinco de la mañana ya estaba revoloteando y pensando en qué magníficas
cosas podría hacer cuando, tras el ruido procedente de la tarjeta Broadcom
“chirrichirriiiii-chiiiik, chirrichirriiiii-chiiiik, chirrichirriiiii-chiiiik…”,
apareciera en la pantalla de mi ordenador personal la demodulación de su
data-set. Ya lo había visto en otros ordenadores, pero no acaba de creerme que
pudiera hacerlo desde mi propio dispositivo.
A las seis y media estaba encendiendo la CPU y mirando la
pantalla. Quería despedirme del entorno inmediato y decir adiós a la cerrazón
de un equipo capado ante los avances tecnológicos. Por fin el paso a la
transmisión de datos y su conversión digital. Millones de datos esperando ser
consultados, correo electrónico con inmediatez casi, casi… instantánea,
internet y redes sociales. No podía creerlo, todo el conocimiento disponible de
la ciencia acuícola al alcance de mi mano, nunca mejor dicho, y sin tener que
escribir cartas solicitando ensayos, estudios, tesis, papers… que cuando
acababan llegando eran ya casi obsoletas.
Sigue en…
HISTORIAS
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Nota: El artículo original existe y ahora está disponible en… claro internet. «Las ventajas de Internet» La Nación