Crónicas mundanas de la COVID-19 (D41)

Día tras día, pasamos la cuarentena. A simple vista parece que ya estamos preparados para vivir en un mundo para el que no nos prepararon.

Día 41 de confinamiento Covid-19

Leo que hay ciudades que se ofrecen como zonas experimentales para ver cómo podría ser la evolución del coronavirus. Quien lo ofrece, posiblemente un político con poder, no debe ser consciente de las carencias de conocimiento que todavía existen, y lo que es peor de las propias limitaciones que ofrece su ciudad. No todas son iguales, es evidente, y no en todas es posible hacer lo mismo. Podría empezar por su casa, por ejemplo.

Leo que hay dirigentes, con un inmenso poder, que proponer experimentar con tratamientos propios de la brujería que se utilizaba siglos atrás, peor aún sin el conocimiento natural que de buen seguro tenían estas «brujas». Digo yo que por qué no se ponen como ejemplo y en directo hacen uno de estas soluciones mientras vemos cómo les cambia el color del pelo, por ejemplo.

Leo que los líderes europeos han acordado poner en marcha un fondo de recuperación para impulsar la economía, pero que como no lo tienen del todo claro, van a esperar a ver qué pasa, y que entonces ya verán. Que tampoco es que sea tan urgente, por ejemplo.

Leo que las tiendas, los centros comerciales y los restaurantes de Dubái se están preparando para abrir a partir de hoy. ¿Nos pilla dentro del kilómetro que podemos trazar con los niños desde casa?, por ejemplo.

Leo que el comisario europeo para el mercado interior «opina» que se debe aprovechar para invertir en la transición digital y verde, que hay que relanzar la industria y relocalizar los sectores estratégicos en una UE menos globalizada. Podrían empezar por algo, como coordinar la crisis sanitaria, por ejemplo.

Leo que cerca de cuatrocientas empresas de economía social se han transformada para fabricar millones de mascarillas y equipos de protección, asegurar el abastecimiento de productos de primera necesidad, medicalizar espacios, atender a colectivos vulnerables o para donar alimentos. Tomen ejemplo.

Y paro de leer que veo que cuarenta días son pocos para cambiar ciertas cosas de este nuestro mundo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *