Carlos Díaz, CEO del Grupo BioMar en su editorial del pasado Noviembre en
el magazine de su organización comentaba que “Un esfuerzo continuo en investigación y desarrollo es fundamental para
resolver los desafíos a los que se enfrenta nuestra industria”.
Esta afirmación es tan obvia, se repite tanto y todo el mundo dice estar
tanto de acuerdo, que parece que ya es una realidad y que por lo tanto no hace
falta recordarlo con asiduidad. Puesto que es así y así debe ser, seguro que
todo el mundo se esfuerza para conseguir resolver estos tremendos desafíos, y
ya volveremos a hablar de ello en el próximo congreso o conferencia.
Pero la verdad es que salvo en contadas excepciones, generalmente
relacionadas con el volumen de la cuenta de resultados de las grandes compañías,
hay poco de cierto. A la mediana y pequeña empresa, que es mayoritaria en la
industria de la acuicultura, le cuesta mucho conceptualizar sus desafíos más
allá del día a día, que en contadas ocasiones tienen que ver con cosas que no
sean llegar vivos al día siguiente. En clave Mediterránea estamos contentos con
que la producción de dorada y lubina se estabilice y que Turquía no acabe
fagocitando a todos, sobre todo si el veto ruso continua (FAO Globefish, Marzo 2015) y como efecto derivado de la imposibilidad
de importar salmón.
Creo entender que Turquía no crece por que lo haga excepcionalmente bien,
sino por el extraordinario apoyo financiero que su gobierno proporciona a la
industria y por unos costes de producción realmente menores, aunque este es un
tema complejo que dejo a los expertos. Parece que el apoyo es puramente
subsidiario y que poco está contribuyendo a la mejora competitiva de la
industria. Lo dice el informe de la FAO, el principal reto, según los expertos,
será la posibilidad de solucionar los problemas biotecnológicos como
consecuencia de la bajada de la calidad de los piensos.
Más o menos lo que dijo el sector en la pasada Aquaculture Europe 2014 y a
la que ya nos referimos en un post pasado.
Parece que el diagnóstico está bien hecho, es evidente que hay consenso en
qué es lo importante, sin embargo Carlos Díaz acaba su editorial diciendo “Esto también exige una extensa colaboración
entre la industria acuícola y las instituciones de investigaciones privadas y
públicas, así como entre los socios industriales”.
Necesitamos que el sector productor de acerque y nos diga, mejor aun
participe activamente, en la definición de los proyectos y la forma de
afrontarlos. Que se una generando la complementariedad y el músculo financiero necesario
para que, en compañía de otras empresas mayores y transversales, determinen qué
y cómo. Hay de acabar con la espera, hay que afrontar estos desafíos clave.