El primero de la clase

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Hay que ver lo que hace que tu apellido empiece por la letra “A”.

Me estaba labrando una gran reputación, sobre todo después del genial “paper” que acababa de publicar y que estaba siendo citado sin parar por las principales fuentes académicas del mundillo acuícola y, por qué no decirlo, de la mayoría de revistas de las que se conocen como “literatura gris”, o sea que casi todas se hicieron eco y el impacto mediático era tal que poco a poco empecé a necesitar agenda. El artículo hacía mención a la mejora significativa que suponía el uso de las nuevas tecnologías en la producción acuícola. Lo titulé:¿Sueñan las doradas de acuicultura con mejillones cultivados?

No es que fuese original del todo (fusilé el título de un conocido libro de ciencia ficción) pero era bastante efectista y llamaba la atención. Vaya que, sí que la llamaba, lo digo por lo que me llamaban, claro.

La verdad, para ser del todo sincero, es que si rememoro el proceso creativo y de implacable búsqueda científica, aunque he de decir que apenas si dispuse de un par de días para poderlo escribir, porque (y sigo con la sinceridad) lo que me dijeron es que hacía falta relleno en una prestigiosa revista de divulgación científica (dejemos el nombre) y se dio la circunstancia que el editor principal, gran amigo y bebedor, me lo pidió con mucho cariño, “Lo que sea, que si no me cuelgan”.

Lo de bebedor lo apunto porque posiblemente debería encontrarse con bastantes gramos de alcohol en sangre y sin apenas riego en el cerebro para tirar de teléfono de una forma tan desesperada. Pero, para bien o para mal, mi apellido empieza por “A” y estoy casi convencido de que fue el primero que apareció en su agenda y como hemos apuntado, no debería estar en condiciones de apuntar mejor, apunto.

También es cierto (sinceridad, ante todo) que, tal cual, nunca me lo dijo, sino más bien al contrario, “que, si sabía de mis extraordinarias dotes, que, si bien al principio dudó, una vez visto el trabajo, las dudas se disiparon, ¡ah! Y que por qué firmaba con ese apellido tan raro que empezaba por “A”. ¿Acaso no era yo otra persona que en realidad consideraba…?

Me temo que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar y sin duda alguna él está en el que le corresponde, que no es dónde estaba y mientras tanto yo sigo buscando el mío. Pero sigamos.

¿Qué son dos días ante la ingente tarea que tenía por delante? Pues demasiado tiempo. Me sobró un día entero. Disponía de una extraordinaria hemeroteca, principalmente recortes de prensa y revistas más o menos serias que había estado acumulando como quien colecciona cosas carentes de sentido, pero que sin duda lo deben de tener para el coleccionista, que por algo lo es.

Ese día se demostró que efectivamente lo tenía y que sirvieron, y mucho, para hacer una revisión seria y científica, con método, eh, de lo que al respecto de la acuicultura se sabía y se decía.

Evidentemente no podía empezarse un artículo de tanto calado de cualquier forma, así que, qué mejor manera de hacerlo con el tan socorrido:

Se sabe desde hace tiempo…”

(Ciertamente lo suyo era ponerse a mirar, leer, consultar, confirmar, validar…ejem, toda la documentación, pero eso era un marrón considerable y como que no había tiempo. Bueno había, si, pero ya he dicho que me sobró un día, que no estábamos para otra cosa que, para parchear la necesidad de mi colega, el beodo. Así que decidí, con ayuda del bendito azar, escoger cinco o seis recortes de prensa y escapar de una forma que considero poderosa. Tampoco me molesté en mirar si eran las mejores fuentes).

… que la acuicultura es de gran importancia tanto desde un punto de vista teórico como practico…”

(Como es un asunto que a mí me interesa un montón, y vivo de ello, la importancia se le suponía. Era evidente que a las demás personas que leyesen el artículo iba a pasarles lo mismo).

… por lo que una revisión de estas características era más que necesaria y justificada, habida cuenta de la carencia que al respecto existe de información veraz y concluyente”.

(Por si quedaba alguna duda, que yo no tenía ninguna, y que seguro se habrían hecho algunas, pero vete tú a saber cómo y de qué manera).

Continuamos dando empaque al artículo para que no quedase duda alguna del tremendo profesional que estaba detrás, aunque fuese como consecuencia de un dedo tembloroso de un editor mamado.

“La ingente información contrastada…”

(Lo que dan de si los cinco recortes de prensa, eso sí, eh, hay que tener arte en eso de alargar y sacar agua de las piedras, que no vale cualquiera).

…permite demostrar sin lugar a dudas (yo las tengo todas) lo que es de todos desconocido (fuera de mi círculo más cercano es cierto) y, de esta forma, ayudar a sentar las bases para que los gobiernos puedan tomar las correctas decisiones y adecuarlas a las necesidades de cada uno de los contextos particulares (ni puta idea, pero quedaba de coña) minimizando el gasto y maximizando el retorno invertido (pero qué poco que me pagan, vamos).

No hay artículo válido que no haga un uso apropiado de los números y las cifras para realizar unas gráficas que de chulas no hay ni que mirar que dicen, es que da gusto verlas. Bueno, sí, los hay, pero nadie los considera. Ciertamente (sinceridad, que ya lo hemos dicho) es increíble lo que pueden dar de sí cuatro números bien puestos. Basta con cambiar las columnas por filas y las filas por columnas y hacer la misma gráfica de mil maneras diferentes, tanto que al final no se sabe que si lo que dicen es esto o aquello, que si era cierto o falso, que si sube o baja, ¡ah! y cuando se pone doble eje, es que… Bueno, esto no pasó ya que con el adecuado aderezo explicativo era más que posible salir airoso y sacarle un jugo extraordinario a cada una de las gráficas que, aunque eran lo mismo no lo parecían.

Precisamente por eso, y para adelantarme a las más puristas críticas, utilicé un lenguaje críptico que sólo era entendible por “la comunidad” y que sin duda alguna haría sentirse cómodos a los correctores y consultores, ya que ante su lectura de inmediato identificarían al autor como “uno de los suyos”. Porque no hay nada como las citas, eso sí que sí. Cómo nos pone.

Debemos tener en la más alta de las consideraciones que Fulano y Mengano, dicen que…” (Citados los gurús, ¿qué podía pasar?) “… argumento sin duda defendido y ampliamente mejorado en los trabajos de Zutano (El otro para que no se enfade).

Llegados a este punto, con los principales autores citados y con un despliegue de datos y gráficas calculado tocaba aportar algo novedoso, o al menos decirlo de una manera diferente. Esto, aunque muy socorrido, podía hacer que uno cayese en la presunción. Huir de lo estándar y darse demasiado pábulo puede no estar demasiado bien visto, por lo que mejor contenerse, no vaya a ser que alguna sensibilidad…

Así que después de un par de frases de relleno, continuamos con lo verdaderamente importante.

“Para un análisis detallado, además de las referencias anteriormente citadas, se han seleccionado tres casos…”

(La verdad es que los otros casos es que ni los entendía y para qué mentir, que ya lo he dicho, los tiré directamente a la basura).

“…que acreditan científicamente (esto ya es serio, que sale científicamente) los resultados del análisis, que corroboran los datos presentes y que se proyectarán, sin duda alguna en posteriores estudios.”

(Bueno, bueno, bueno, esto hay que analizarlo con detalle, que es mucha chicha la que contiene. Veamos. Uno, son los mejores resultados, habrá otros, pero no nos gustan. Dos, corroboran mis datos, luego son los mejores. Tres, no he tenido ganas de trabajarlos con detalle, cuando lo haga y tenga paciencia para trabajar algo más, ya lo demostraré, ya).

A lo largo del artículo, profusamente ilustrado, se alternaban con un acierto extraordinario frases que empezadas con “se sugiere…, parece ser que…, es posible que…” dejaban claro y meridiano mi pensamiento y lo que era mi creencia. Esto ayudaba a que lo era sin duda alguna erróneo o desafortunado quedase “correcto dentro de un orden de magnitud” y que todo aquello de lo que no me enteraba o que simplemente no entendía fuese debido a que “se hacía necesaria cierta labor adicional”, fuese de cosecha propia o no.

“Por lo que cabe esperar que este trabajo de lugar a otros en el mismo campo que contribuyan a…”

(Ya sé que este artículo no es muy bueno, pero es que tampoco lo son los demás en este asunto que carece de total interés).

Nota: El 19 de octubre de 1994 se publicó en la sección de “Sociedad” de El País dentro del apartado “Futuro” el artículo “Una visión irónica de los artículos científicos”, en este caso poco o casi nada me he inventado, bueno tal vez alguna cosa, pero es que “yo… he visto cosas que vosotros no creeríais.”

Historias acuícolas pdf (Coronavirus edition)

Ponemos a disposición una versión en pdf de nuestro libro, reeditada y gratuita.

 

2 comentarios en “El primero de la clase

  1. Vaya, teníamos todos los sesgos posibles y no lo sabíamos… Bueno, tal vez sí. culturacientifica.com/2020/02/10/sesgos-cognitivos-que-aquejan-a-la-ciencia/

Responder a Khan Grenna Cancelar la respuesta

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